domingo, 18 de octubre de 2009

No hay opinión ni boca abierta que pueda rondar el latido futuro que encierra esta obra (yo diría tratado de amor dentro de una galería de espejos). Montar “el Público” es una verdadera osadía, pero estando en un mundo que retira la mirada de los verdaderos significados y esencias del hombre, es un ejercicio/intento de asumir la responsabilidad que nos toca. Esta versión/esbozo es consecuencia de un fracaso de antemano, la obra es posible solo intuirla.

Hugo Perez.

1 comentario:

  1. Existe en el ser humano un impulso hacia el conocimiento profundo de si mismo, que en la mayor parte de las veces se manifiesta de forma inconsciente.
    Pues bien, en el antiguo arte de la musa Talía, se puede producir un acercarse a ese oculto conocimiento; pero solo cuando concurren determinadas circunstancias.
    El Público de Federico García, tiene esa vocación, y así lo han entendido los directores y actores de la sala Tribueñe donde se representa.
    Convierten su actuación en un viaje atemporal, en un trabajo de búsqueda introspectiva a través de la simbología lorquiana, en definitiva en una aventura, de la que puedes salir completamente renovado, si tienes la suficiente valentía y compromiso como para acompañarles.
    Si sirve de referencia, hay un momento de la obra, en el que el personaje del Director, mirándote al alma dice:

    "Hay que destruir el teatro o vivir en el teatro "
    No vale silbar desde las ventanas. Y si los perros gimen de modo tierno hay que levantar la cortina sin prevenciones.
    Yo conocí a un hombre que barría su tejado y limpiaba las claraboyas y barandas solamente por galantería con el cielo.

    Por favor tenéis que seguir diciendo eso, porque también como decía Lorca " Para hablar hay que pedir permiso al aire", y vosotros lo habéis hecho.

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